Edison trató con todo su genio y esfuerzo de demostrar la superioridad del cilindro sobre el disco. Para ello, Edison modificó el mecanismo del fonógrafo y logró, siempre con su cilindro de cera, 4 minutos de reproducción. Es en el año de 1912 pone a disposición su cilindro de celuloide irrompible de 4 minutos, garantizando 3000 tocadas con calidad de sonido admirable. Ese mismo año,
Edison presenta un reproductor modelo "Opera" de excelente categoría pero de alto precio. Edison entendió que ya no podía seguir compitiendo con el gramófono y el disco. La supremacía del modelo de reproducción en formato de disco desarrollado por Berliner hacía inviable una mejora sustancial del cilindro.
Por ello, presentó en 1913 su "Edison Diamond Disc", un disco de celuloide para ser reproducido en una máquina apropiada y conservando el principio de grabación vertical. La compañía Edison siguió paralelamente fabricando cilindros hasta el año 1929.
En esta batalla por la supremacía de un formato frente al otro, sería inapropiado afirmar que hubo vencedor y vencido. Más de un siglo después desde sus nacimientos, tanto el fonógrafo como el gramófono permanecen en nuestro recuerdo con su sonido original e inconfundible.
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